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27 de agosto de 2012

Madre, la mi madre




Madre, la mi madre (Anónimo)
Cancionero de Turín (S. XVI / XVII).
Nuria Rial (Soprano)
Jordi Domenech (Contratenor)
Orphenica Lyra
Director: José Miguel Moreno.

Letra del Cancionero de Turín, (S. XVI/XVII)

Madre, la mi madre,
guardas me ponéis,
que si yo no me guardo,
mal me guardaréis.

Como es el amor
hijo d'un herrero,
llaves y llavero
haze con primor,
con que sin rumor
abre cualquier puerta,
y la dexa abierta
quando la cerréis;
que si yo no me guardo,
mal me guardaréis.

Si amor avasalla
un tierno deseo,
escalar le veo
fossos y muralla,
que aquí do se halla
su ençendido fuego,
cordura y sosiego
jamás la hallaréis;
que si yo no me guardo,
mal me guardaréis.

[Quien tiene costumbre
de ser amorosa,
como mariposa
se va tras su lumbre;
aunque muchedumbre
de guardas le pongan,
y aunque dispongan
hazer lo que hazéis;
que si yo no me guardo,
mal me guardaréis.]


(En esta versión de Orphenica Lyra han sustuído la última estrofa del Cancionero por ésta, que pertenece a la novela ejemplar "El celoso extremeño" y que también aparece en la jornada III de "La entretenida" de Miguel de Cervantes Saavedra).


Es de tal manera
la fuerza amorosa,
que a la más hermosa
la vuelve quimera,
el pecho de cera,
de fuego la gana,
las manos de lana,
de fieltro los pies;
que si yo no me guardo,
mal me guardaréis.


El Cancionero de Turín o Cancionero Musical de Turín (Turín, Biblioteca Nazionale Universitaria R.1--14) es un manuscrito musical que contiene obras polifónicas españolas de carácter profano de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Son por tanto obras de transición entre el Renacimiento y el Barroco.
Como su nombre indica, el manuscrito se conserva en Turín. La aparición de esta colección de piezas en castellano en Turín, no es un hecho extraño, después de todo, existen varios ejemplos de "músicas viajeras" en nuestra literatura sonora, como el Cancionero de Uppsala, el de Múnich (llamado "de la Sablonara"), el de Coimbra, el de Lisboa o el romano de la Casanatense.

El Cancionero de Turín está compuesto de un total de 46 obras, escritas a dos y tres voces (tan sólo una es a cuatro), y su existencia confirma la gran difusión de la música española en la Italia de aquel tiempo. Es un cancionero anónimo casi en su totalidad, salvo dos piezas, del guitarrista y compositor Juan de Palomares, amigo de Lope de Vega. Es fácil pensar que Palomares sea autor de algunas piezas más. Los textos, por su parte, están extraídos del romancero, de Lope de Vega u otras fuentes y autores diversos, respondiendo a tres formas literarias: romances, canciones y villancicos.

Madre, la mi madre es, sin duda, una las joyas del Cancionero de Turín, especialmente por su audacia rítmica y originalísima acentuación que parece alejarnos por completo de la austeridad métrica renacentista.
Su texto gozó de gran popularidad en su tiempo, siendo citado, con variantes, en obras de Lope de Vega, de Calderón de la Barca o de Cervantes.

El texto habla de la habilidad del Amor para vencer toda oposición, con sigiloso atrevimiento. La joven manifiesta a su madre que, por mucho empeño que ésta muestre por mantenerla alejada de los peligros del amor, es ella en última instancia la que decide.

En cuanto a la música de esta célebre canción, conocemos una versión a cinco voces de Pedro Ruimonte o Rimonte, incluída en su obra Parnaso Español de madrigales y villancicos a quatro, cinco y seys, impreso en Amberes en 1614, y que se encuentra en la Bibliothèque Nationale de París; y otra a cuatro voces, de autor anónimo, existente en el Cancionero de Turín (S. XVI / XVII).


Versión del Parnaso Español, (Amberes, 1614)

Madre, la mi madre,
guardarme queréis;
mas si yo no me guardo
mal me guardaréis.

Como es el amor
un fuerte guerrero,
quiso en mí, primero,
mostrar su rigor;
gusté de su ardor
y abrile la puerta.
Si él la deja abierta,
mal la cerraréis,
que si yo no me guardo
mal la guardaréis.

Del aire y del hielo
queréis defenderme;
probáis a esconderme
de insidias del suelo;
mas si desde el cielo
vengo a padecer,
mal podréis hacer
lo que pretendéis,
que si yo no me guardo
mal me guardaréis.


Fuente: Belarmo

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