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1 de mayo de 2013

¡Ah, siolo Flasiquiyo!


¡Ah, siolo Flasiquiyo! - Juan Gutiérrez de Padilla (ca. 1590 - 1664).
(Negrilla a 6).

Ars Longa de la Habana 
Directora: Teresa Paz

Video: Belarmo

Letra:

- ¡Ah, siolo Flasiquiyo!,
- ¿Qué manda siol Thomé?,
- ¿Tenemo tura trumenta,
templarita cum cunsielta?

- Sí siolo, ben poré
avisá vosa micé,
que sa lo moleno ya,
cayendo de pula risa
y muliendo pol baylá.

- Llámalo, llámalo aplisa,
que ha veniro lo branco ya
y lo niño aspelando sá,
y se aleglalá, ha, ha, ha,
con lo zambambá, ha, ha, ha,
con lo guacambé,
con lo cascabé.

-Si siñolo Thomé
repicamo lo rabé,
y a la panderetiyo Antón
baylalemo lo neglo al son.


[Responsorio]:

Tumbucutú, cutú, cutú,
y toquemo pasito, querito
tumbucutú, cutú, cutú,
no pantemo lo niño Sesú.


[Coplas]:

1. Turu neglo de Guinea
que venimo combirara
ha detla e su criara,
Munglave con su liblea,
y pulque lo branco vea,
que re branco nos selvimo
con vayal de un tamo plimo
y le alemo a lo niño ¡Buh!

2. De mérico y silujano
se vista Mingel aplisa,
pues nos cula Sesuclisa
las helilas con su mano,
bayle el canario y viyano,
más no pase pol detlás
de mula que da la zás,
de toro que dirá ¡mú!

3. Antoniyo con su sayo,
que tluxo re Puelto Rico,
saldrá vestiro re mico
y Minguel de papangayo,
y cuando yegue adorayo,
al niño le dirá así:
- si tu yolamo pol mí,
yo me aleglamo pol tú.


[TRADUCCIÓN]:

- ¡Ah, señor Francisco!,
- ¿Qué manda señor Tomás?,
- ¿Tenemos todos los instrumentos
afinados para el concierto?.

- Si, puede usted venir,
avise a vuestra ama,
que ya están los negritos
cayendo de pura risa
y muriendo por bailar.

- Llámalo, llámalo deprisa,
que ya ha venido el blanco
y el niño esplendoroso,
y se alegrará, ha ha ha ha
con la zambomba, ha ha ha ha
con los guacambe y con los cascabeles.

- Sí señor Tomás,
tocaremos el rebab,
y con el panderillero Antón
bailaremos los negros al son.


[Responsorio]

Tumbucutú, cutú, cutú,
y toquemos pasito, despacio
tumbucutú, cutú, cutú,
no espantemos al niño Jesús.


[Coplas]

1. Todos los negros de Guinea
que venimos invitados
detrás de la criatura;
Munglave con su levita,
y para que los blancos vean
que de blanco nos vestimos
con vestido de paño fino,
y haremos al niño: ¡Búh!

2. De médico y cirujano,
se vista Miguel deprisa,
pues nos curase
las heridas las con su mano,
baile el canario y el villano,
mas no pase por detrás
de la mula que da coces
y del toro que dirá ¡mú!.

3. Antonito con su sayo
que trajo de Puerto Rico,
saldrá vestido de mico
y Miguel de papagayo.
Y cuando llegue a adorarlo,
el niño le dirá así:
- Si tu has llorado por mi,
yo me he alegrado por ti.


Los Guineos o Negrillas (también llamados "villancico de negros"), eran un género de villancicos que pretendían retratar a los esclavos africanos llevados al Nuevo Mundo, imitando su música y su manera de hablar.
Cuando un villancico daba voz a personajes africanos que hablaban en una temprana variedad criolla del castellano o el portugués, a veces mezclando algunas palabras sueltas de la lenguas yoruba o bantú, se denominaban normalmente negro, negrilla o guineo, y tendía a incorporar los fuertes esquemas rítmicos de percusión que eran considerados típicos de las danzas africanas, así como efectos antifonales y de responso entre los solistas y el tutti, que eran frecuentemente asociados con las ejecuciones vocales de la tradición africana.
Este subgénero del villancico, fue muy popular en España y sus colonias entre los siglos XVII y XVIII. Los villancicos de negros o guineos retraban a los esclavos africanos a través de ciertos clichés estilísticos presentes en el texto y, en menor medida, en la música.
La imitación del habla de los africanos, llamada español bozal o simplemente bozal por los literatos y los filólogos, era extremadamente popular en la literatura del Siglo de Oro. Francisco de Quevedo (1590–1645), una de las mayores figuras del periodo, da a sus colegas la fórmula de éxito para dominar el arte de escribir comedias: Si escribes comedias y eres poeta sabrás guineo en volviendo las RR LL y al contrario: como Francisco, Flancisco: primo, plimo.
Esta afirmación en sí misma muestra claramente que el bozal era una metáfora estilística y no el retrato de una práctica común.
Una de las marcas estilísticas más notorias de los textos de villancicos negros está en el uso de sílabas onomatopéyicas. Cadenas de sílabas y palabras sin sentido como tumbucutu cutu cutu que podemos escuchar en el Responsorio del villancico que proponemos o zaranguan guan en el villancico Teque–leque de Julián de Contreras, ambos casos ilustran el intento de los autores por describir vestigios imaginarios de dialectos africanos. Hay una energía rítmica ligada al uso de onomatopeyas que está conectada con el uso de tambores, otra alusión directa a lo africano.

Juan Gutiérrez de Padilla (Málaga, España ca. 1590 - Puebla, México 1664), fue compositor y Maestro de Capilla de la Catedral de Puebla.
Su testamento, firmado el 18 de marzo de 1664, en Puebla, dice: Nací en Málaga, Reino de Castilla de donde soy natural, en el año de 1590. Sus padres Juan Gutiérrez de Padilla y Catalina de los Ríos lo ingresaron en el Colegio de San Sebastián de la Catedral de Málaga bajo el magisterio de Francisco Vázquez, donde sirvió como niño cantor. Ahí recibió sus primeras lecciones de canto llano, y de canto de órgano. Después de la muerte de Vázquez aspiró al cargo de Maestro de Capilla de la catedral de Málaga, sin obtenerlo; no obstante, al año siguiente, logró superar a tres maestros postulantes al mismo cargo, pero en esta ocasión, de la Colegiata de Jerez de La Frontera en donde permaneció solo tres años, de 1617 a 1622, pasando a la catedral de Cádiz en el mismo puesto y habiendo obtenido las órdenes eclesiásticas. Según registros de la propia Catedral era un maestro muy apreciado por su magnifico desempeño.
Lo más probable es que Gutiérrez de Padilla llegara a México entre 1620 y 1622. En este año, Gaspar Fernández, Maestro de capilla y organista de la Catedral de Puebla desde 1606, por demás de contar con 55 años de edad, solicitaba la contratación de un maestro asistente y al mismo tiempo proponiendo a Gutiérrez de Padilla.
A los pocos años, Gutiérrez de Padilla tanto entrenaba al coro como componía chanzonetas y villancicos, como los que escribió para las festividades del Corpus Cristi de 1628 que se consevan en el archivo de la catedral de Puebla, al mismo tiempo que aparece en las actas del Colegio de San Ildefonso al que al parecer perteneció.
A la muerte de Gaspar Fernández el cabildo catedralicio lo nombró para sucederlo en el puesto de Maestro de Capilla el 25 de septiembre de 1629, función que ya venía desempeñando por la avanzada edad de Fernández. El 21 de agosto de 1630 el cabildo elevó sus ingresos al tiempo que sus responsabilidades. El 25 de enero de 1633 fue reconocido por el cabildo por sus excepcionales servicios prestados un mes antes. Un año después se le distiguió como racionero por parte del Consejo de Indias a la vez que informando a su Majestad Felipe IV.

Mucho se conoce sobre la vida cultural de la Nueva España a través de reconocidos artistas y arquitectos pero sólo en épocas recientes los historiadores se han abocado al estudio de la música de este periodo. Las razones del desconocimiento además de considerarla culturalmente sin importancia radicaban en el difícil acceso a las fuentes primarias como son los archivos eclesiásticos, donde ningún crítico podía apreciar su valor, por otra parte aún si hubiesen estado disponibles, las partituras no estaban convertidas a las modernas claves musicales para ser reproducidas y por tanto apreciadas, tal ha sido el caso de la música de Gutiérrez de Padilla descubierta por investigadores del S. XX. El profesor Robert Stevenson, miembro del departamento de música de la Universidad de California, exploró los archivos musicales a mediados del siglo pasado y publicó Christmas Music from Baroque México. Por otra parte, el musicólogo venezolano Nelson Hurtado ha publicado recientemente los villancicos con el título Gutiérrez de Padilla, Tres Cuadernos de Navidad.
De su obra Se conservan cuatro misas y varias piezas en latín, pero el grueso de sus obras lo constituyen los villancicos que se encuentran en dos archivos: uno el contentivo de cabildo de la Catedral de Puebla con siete juegos de villancicos pertenecientes a los años de 1551, 1552, 1553, 1555, 1556 y 1557 a ocho voces, además el de 1559 a siete voces; y el archivo de la Colección Sánchez Garza en el CNIDIM, donde se han hallado trece obras de Gutiérrez de Padilla de las cuales doce son villancicos. La última es el motete Mirabilia Testimonia a ocho voces, basado en el texto del Salmo 118, interpretada en la hora nona del tiempo Pascual, de ésta sólo se conserva una parte.


La Catedral de Puebla (México), no sólo es uno de los templos más importantes de América, sino uno de los más grandes centros musicales del Continente durante los siglos XVI y XVII. La discografía de la música virreinal se ha disparado en los últimos años, y ahora se podría ilustrar bien, una historia de la música en la Catedral de Angelópolis o Puebla de los Ángeles. Desde el portugués Gaspar Fernandes (c. 1570-1629), que se hizo cargo del magisterio de capilla de la Catedral en construcción el año 1606. Luego, Antonio de Salazar, cuyo discípulo Manuel de Sumaya (c. 1685-1755) fue autor de la primera ópera mexicana, La Parténope, en 1771, y es uno de los grandes maestros del barroco tardío en aquel continente.
La polifonía, heredera de la que floreció en la metrópolis, tuvo en la ciudad de México o en la vecina Guatemala grandes cultivadores, desde el extremeño Hernando Franco (1532-1585) hasta el italiano Ignacio de Jerusalem (c. 1710-1769), pero Puebla ostentó, durante todo el siglo XVII, la primacía de la música eclesiástica, ya de la litúrgica en latín, bien de la que se cantaba en castellano por medio de villancicos, género favorito en España en el campo de la música religiosa. Basta recordar los nombres de Juan Gutiérrez de Padilla y de uno de los cantores a sus órdenes, el organista Francisco López Capillas (c. 1608-1674), maestro a su vez de Juan García de Zéspedes (c. 1619-1678).

27 de diciembre de 2012

Negrito de Cucurumbé



Negrito de Cucurumbé, Gaspar Fernandes (1566-1629)
Villancico 


Texto:

Ay, negrito de cucurumbé
y si caina la sá mia fe
qui vai buscan a me
y si cansarte
ma sí que cansame,
que preso hartame
de si pan qui dame
qui tras pañoli
de Santo Tomé.

Curumbé, curumbé, curumbé...


Si día piensas
si día bebes
mientes sangre de Dios es
que por eso tanto puedes
que vuelves hombre al revés
cuando comas como debes.

Curumbé, curumbé, curumbé...


Gaspar Fernandes (1566-1629) fue un organista, maestro de capilla y compositor portugués activo en las catedrales de Guatemala y Puebla.

La mayoría de los investigadores han llegado a aceptar que el Gaspar Fernandes, que aparece en 1590 como cantor en la catedral de Évora en Portugal, es el mismo Gaspar Fernandes que fue nombrado organista de la catedral de Guatemala el 16 de julio de 1599. Sus atribuciones aquí eran las de acompañar al coro en la misa y el oficio divino, y mantener afinados los órganos. Pero sin duda la acción de más trascendencia para la posteridad fue el hecho de que en 1602 Gaspar Fernandes compiló algunos de los libros de coro polifónico que han llegado hasta nuestros días, reflejando así el uso de la música polifónica en la liturgia católica de la catedral. 
En 1603 el amigo de Fernandes, Pedro Bermúdez, dejó la catedral de Santiago de Guatemala para aceptar la invitación del cabildo eclesiástico de Puebla de los Ángeles de desempeñarse como su maestro de capilla. Gaspar Fernandes se convirtió en sucesor de Bermúdez en Guatemala, siendo el primero en desempeñarse como maestro y organista al mismo tiempo. Sin embargo, al morir Bermúdez en 1605, el cabildo poblano logró interesar a Fernandes, quien dejó Guatemala y nuevamente asumió la sucesión de aquel. Aquí permaneció por el resto de su vida, falleciendo en 1629. Los sucedió en el puesto de maestro de capilla el malagueño Juan Gutiérrez de Padilla.

Durante la compilación de los libros de canto de órgano en Guatemala, Fernandes compuso un Magníficat del quinto tono que hacía falta para completar los de los otros siete tonos o modos eclesiásticos. Además, proveyó los ocho Benedicamus Domino que faltaban, uno para cada uno de los tonos. También compuso unos fabordones sin texto, y un himno de vísperas para la fiesta de los Ángeles Guardianes. Su producción en Puebla difiere radicalmente de la de Guatemala, ya que en esta nueva etapa se enfocó exclusivamente en la composición de villancicos vernáculos para maitines, en idiomas vernáculos. En el Archivo Musical de la Catedral de Oaxaca se encontró la colección íntegra del Cancionero Musical de Gaspar Fernandes con más de 300 canticos religiosos populares, en su mayoría escritos en español y Náhuatl.

14 de noviembre de 2011

"Introitus" de la Missa pro Defunctis, Francisco Guerrero




"Introitus" de la Missa pro Defunctis/Requiem (1582) de Francisco Guerrero (1528-1599).
Orchestra of the Renaissance, Josep Cabré y Simón Davis (cantos greagorianos).
Dirigen: Richard Cheetham (principal), Michael Noone (invitado).


Cuando Francisco Pacheco (suegro de Velázquez) nombró al compositor más notable de su época, no dedicó ni una palabra - como habría sido de esperar - a luminarias universalmente reconocidas tales como Palestrina, Lasso, Byrd o incluso Victoria. Para él, la verdadera luz musical de la Edad de Oro española era Francisco Guerrero. Y pocos contemporáneos españoles hubieran discutido su descripción de Guerrero como sobresaliente en su tiempo, en el Arte de la Música. Para el poeta Vicente Espinel, la imaginación de Guerrero generó obras de tan duraderos méritos y significado universal que ninguna edad futura podrá producir un maestro que combine tantos dones. Hoy día, sin embargo, estamos más acostumbrados a considerar a Victoria como el coloso de la música del Renacimiento español, aunque en su día fue Guerrero quien se llevó la palma.
Francisco Guerrero era un viajero excepcionalmente experimentado, sus obras - que se interpretaban en lugares tan distantes como México, Guatemala y Lima - aún lo eran más. Sus libros de misas, motetes y villanescas (un género que Victoria evitó completamente) se publicaron en Lovaina, París, Venecia y Roma, así como en su Sevilla natal. Y las copias manuscritas de sus obras se difundieron más lejos aún. Como puerto principal de España, la rica Sevilla era destino diario de los galeones que llegaban del Nuevo Mundo cargados de oro y plata gracias a su monopolio del comercio en el Nuevo Mundo. Su catedral - una de las más grandes del mundo - era lugar de espléndidas ceremonias: seculares, sagradas, cívicas y populares.
Guerrero encabezó la empresa musical de la catedral, lujosamente dotada, desde 1554 hasta su muerte, en 1599. Francisco Guerrero había nacido en Sevilla, y se integró en el coro de la catedral en 1542. Cuando tenía 17 años le ofrecieron el puesto de maestro de capilla en la catedral de la cercana Jaén. Más tarde volvió a Sevilla, donde aceptó una prebenda como cantor y trabajó como ayudante del maestro de capilla, que estaba envejeciendo. Finalmente, en 1574, Guerrero fue nombrado para el cargo de maestro de capilla. Además de 19 misas, publicó más de 150 piezas litúrgicas y motetes.
Su Misa de Requiem se había publicado por primera vez en París en 1566 (aunque Robert Snow ha descubierto pruebas que sugieren su publicación en Roma en 1559, publicación ahora perdida). En 1582 se publicó en Roma una versión revisada del Requiem. Ésta es la versión, revisada de acuerdo con las reformas litúrgicas del Concilio de Trento (1545-1563), que cantarían en Sevilla a finales del siglo XVI. En su revisión, Guerrero omitió el obsoleto Sicut cervus, sustituyéndolo por el nuevo Absolve Domine. Añadió un nuevo arreglo del responso Libera me, el motete a seis voces Hei mihi, Domine, y dos nuevos arreglos de la Comunión, uno para cuatro voces y otro para cinco. Guerrero, siempre perfeccionista, aprovechó la reedición para hacer mejoras puntuales en la mayor parte de los movimientos de la versión anterior, que así podían utilizarse en la liturgia revisada sin más cambios. Robert Stevenson sitúa este Requiem entre las creaciones «más magníficas y dramáticas» de Guerrero.
Una de las características notables de la música de la catedral de Sevilla era la participación de ministriles que tocaban chirimías, cornettos, sacabuches y bajones. De hecho, en 1526 los canónigos de la catedral de Sevilla establecieron formalmente el primer conjunto de viento de catedral conocido en España. En 1553, los canónigos decidieron ofrecer contratos a largo plazo a los músicos de viento, y estuvieron de acuerdo en que hera cosa muy decente y conforme a la divina escritura que la dicha sancta yglesia fuese servida y con todo genero de musica onesta como son los dichos menestriles por que siendo tan ynsigne y grande templo como lo es tiene muncha necesidad de la dicha musica por su sonorosidad pues los tienen todas las yglesias catedrales despaña de muncho menos posibilidad
Imaginamos a los músicos de la catedral tocando en el Requiem de Guerrero con toda la habilidad y pericia que convirtió a Sevilla en uno de los centros musicales más ilustres de la península. 
Además de poseer una buena voz de tenor, Guerrero tocaba el arpa, la vihuela, el órgano y el corneto, y no caben muchas dudas sobre la utilización de todos estos instrumentos por parte de los músicos que tocaron en la Misa de Requiem del compositor.

28 de octubre de 2011

Salve Regina



Salve Regina de Pedro Bermúdez (1558-1604)
Groupe Vocal Gregor.
Director: Dante Andreo.



Bermúdez, de origen granadino, fue uno de los más notables polifonistas del primer siglo de dominio español en el Nuevo Mundo, llegó a América después de haber sido maestro de capilla suplente, junto a Francisco Guerrero, en la Catedral de Sevilla. A finales de 1596 embarcó hacia el virreinato del Perú y el 10 de septiembre de 1597 fue nombrado maestro de capilla de la Catedral del Cusco, en sustitución de Gutierre Fernández Hidalgo. A partir de 1600 tomó posesión del magisterio de capilla de la Catedral de Guatemala y posteriormente de la Catedral de Puebla de los Ángeles en México.

El legado musical de Pedro Bermúdez que ha perdurado hasta nuestros días está conformado exclusivamente por obras con textos en latín. Todas, excepto una, se encuentran en los libros de polifonía de la Catedral de Guatemala. Algunas de ellas aparecen duplicadas en varios libros de la Catedral de Puebla. Su lenguaje musical se apega al de la polifonía clásica del siglo XVI, pero presenta ciertos elementos rítmicos, armónicos y melódicos que apuntan hacia la nueva práctica del XVII.
Obra extraída del álbum: Le Siécle d´Or de la Musique Hispano-Américaine.

2 de octubre de 2011

O Sacrum Convivium



O SACRUM CONVIVIUM - Antonio de Salazar (c.1650 - 1715).
Westminster Cathedral Choir - Director: James O'Donnell.


O Sacrum Convivium in quo Christus sumitur;
recolitur memoria passionis ejus.
Mens impletur gratia,
et futurae gloriae nobis pignus datur.

.....................................................................

Oh! Sagrado Banquete en el que se toma a Cristo,
y se recuerda la memoria de su Pasión.
La mente se llena de gracia,
y se nos da lárgamente, la futura gloria.


Antonio de Salazar (c.1650 - 1715), nacido en España, es uno de los compositores más famosos de la época virreinal mexicana. Fue Maestro de Capilla de la Catedral de Puebla y de la Catedral de México. Además de música sacra, Salazar compuso villancicos y negrillas (villancicos que describen el canto y baile de los esclavos africanos, en las colonias españolas)


Con la llegada a América en 1492, la Corona de Castilla inició un proceso de colonización que incluyó la fundación de ciudades, y el establecimiento de diversas instituciones religiosas y civiles, para controlar los territorios recién descubiertos. Entre las primeras, destacaron por su importancia cultural y educativa las catedrales que, al igual que las ciudades, se construían y organizaban según el modelo castellano.
La Catedral de México, como el resto de catedrales hispanoamericanas, importó la estructura básica y los fundamentos organizativos, de las catedrales de la España peninsular. En el ámbito musical, el seguimiento del modelo español se materializó en la creación de un coro de capellanes, encargado de interpretar el canto llano bajo la dirección del sochantre; una capilla de música, integrada por cantantes e instrumentistas y dirigida por un maestro de capilla; y un colegio de niños infantes o seises, destinado a la formación musical de los más jóvenes.

17 de julio de 2011

¡Salga el torillo hosquillo!

Las relaciones musicales entre lo andaluz y lo americano viene de antiguo. En este sentido, resulta particularmente llamativa la asociación que se ha establecido entre una pieza andaluza y el repertorio colonial.
Se trata del villancico Salga el torillo hosquillo (Una alegoría taurina sobre el Niño Jesús y su lucha contra el mal, simbolizado en este caso por un toro), compuesto por Diego José de Salazar (c.1660 - 1709), maestro de capilla de la Catedral de Sevilla entre 1685 y 1709, y conservado actualmente en dos versiones en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, en Sucre.



Que este villancico sevillano, se haya convertido en una de las piezas de la música virreinal por antonomasia, nos indica hasta qué punto Andalucía y América fueron y van unidas de la mano.


¡Salga el torillo hosquillo! - Diego José de Salazar (c.1660 - 1709).
(Villancico. Archivo Nacional de Bolivia, Sucre).
Ensemble Elyma
Director: Gabriel Garrido.



¡Salga el torillo hosquillo!
¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! ¡Ho!

Pero ¡No!
¡Que se aguarde!
¡Que se espere!
¡Que se tenga!
Mientras me pongo
en cobro, en cobro yo.
¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! ¡Ho!

Mas ¡ay, qué fiero!
el toro ligero corriendo salió
tras mi bien.
Pero ¡no! ¡Tras mí!
¡Yo le ví!
al amado dueño mío;
¡Yo le ví!
que le está esperando el niño;
¡Yo le ví!
ti, ti-ri-ti, tiritando.
Ti, ti-ri-ti, tiritando,
no de miedo, sino de frío.

Pero ¡No!
¡Que se aguarde!
¡Que se espere!
¡Que se tenga!
Mientras me pongo
en cobro, en cobro yo.
¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! ¡Ho!

Del vulgo de las nubes,
se despejó la plaza,
poblando las estrellas,
del cielo las ventanas.

¡A fuera todo el mundo,
a fuera y hagan plaza!
Que el toro es un demonio,
segun muestra en la saña.

¡Salga el torillo hosquillo!
¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! ¡Ho!

Pero ¡No!
¡Que se aguarde!
¡Que se espere!
¡Que se tenga!
Mientras me pongo
en cobro, en cobro yo.
¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! ¡Ho!